Manos al fuego

Me llamo Aparecida, soy masajista, trabajo bajando la calle de la Casa de Dominacio, Loyola. Tengo un merendero aquí desde hace cuatro años con una familia vegetariana y participo en las corrientes de la Casa de Dominacio desde hace mucho tiempo y esta semana estaba muy mal de la cabeza, mi corazón no estaba muy fuerte, mi ansiedad muy fuerte, fui a la casa, hice cola allí por segunda vez, luego fui al triángulo y puse mis manos allí, mis manos empezaron a calentarse, calentarse. Como fuego. Salí de la casa y me levanté hoy sintiéndome muy bien con la cabeza mejor, el corazón mejor y ya está, yo creo que la fe también vale mucho, si creemos en el poder de Dios, en las entidades que están ahí, porque yo creo que están todas ahí, porque Jesús mismo dice que donde haya uno, dos o tres, reunidos ahí en mi nombre, ahí estaré yo, esa es mi historia.

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